jueves, 30 de septiembre de 2010

Consideración




Al entrar en la tienda de deportes, casualmente se topó con él. Hacía más de dos años que no se encontraban. Llevaba una bolsa con una caja de botas de montaña en su interior, recordó algunas de sus aficiones, aún permanecían en su memoria: salir a correr por las noches, hacer senderismo, disfrutar del campo, jugar dos días a la semana un partido de fútbol con sus amigos. Se rió levemente, sin emitir sonido.

Mientras se acercaba a él no advirtió ninguna extraña sensación en el estómago, ni la tímida sonrisa que presentaba su cara cuando se enfrentaba a su barba negra. "No, no lo tomes a mal, perdona". El saludo distante y seco, reafirmó la creencia que los últimos meses vagaba por su mente: ya no creía en la verdad, en la belleza y comenzaba a descreer y rechazar el amor. "Más, la frialdad que pongo en mis besos, no es cansancio, ni tedio".

En tanto abordaba su cara en la proximidad del beso, notó la fragancia que formaba parte de su piel, su aliento añejo y el roce de su mano en el hombro, que antaño producía el comezón y apetito de estar a corta distancia de su cuerpo. "Y tu cuerpo tiene el charme necesario para engañar o enlazar. Y tu boca, tiene aroma de claveles, de tarde al anochecer".

Pero al distanciarse y descubrir sus ojos, se deslindaron los límites del asunto para no dar lugar a más confusión: no repitas conmigo películas que ya viste y aún menos, no creas que hay algo importante en lo que haces. "No es cansancio, ni tedio. Es tan solo una certeza que no sé cómo surgió aquí, en mi corazón: no amor, no eres aquel, que mi sueño distinguió... la realidad mintió"*.



* El poema entrecomillado pertenece a António Botto (1897-1959).

domingo, 26 de septiembre de 2010

La pequeña pensión




En ningún momento le creyó capaz de abandonarle, olvidándole como guía de su deseo y admiración. Las campanas de su frente repicaron convencido de que ella permanecería a su lado, de un modo incondicional. Se encontrarón en un pequeño restaurante-pensión, donde merendaban habitualmente. Ella vislumbraba la zona en la que él solía detenerse a comer y descansar pero era imposible suponer que tropezarían en el mismo local.

Las visitas de ambos eran apresuradas e incluso, diligentes sin más demora que breves aclaraciones y comentarios acerca de los distintos menús. Pero tras aprender que las ocasiones son únicas y singulares, ella aprovechó un momento de ilusión y esperanza para aproximarse a él y compartir afición a través de un mensaje a su móvil, en el que anotó algo sobre el menú del día anterior. Inmediatamente, él entendió el juego de palabras.

A partir de ese momento, él se instaló permanentemente en la pensión, alquilando una habitación con vistas a la calle. Ella continuó viajando diariamente, parando en el hostal solo para comer. Mientras, él inició su actividad de decoración y adorno de la habitación para seducirla y cautivarla con la certeza de que ella sospechaba de su presencia en el recinto pero sin tener la veracidad y convencimiento de que era él, el inquilino de ese cuarto especial. Comenzaron notas, avisos, pequeños apuntes entre ambos, intercambiando pareceres, opiniones, vivencias comunes... pero su relación siempre se erigió encima de pilares de humo, por lo aquellas permutas se tornaron en pequeñas esquelas de su amor.

Con el paso de los meses, ella se cansó de tanto viajar y decidió hospedarse en la pensión. Sin conocimientos previos, se instaló e inició su trayecto, con la seguridad de que él la localizaría y tal vez, le prestase cierto impulso y cooperación, pero la única contribución que recibió de él, fue indiferencia, desprecio y desafecto. Y así durante cinco meses, él se encargó de recordarle su incapacidad, su inutilidad, acompañada de cierta pequeñez e impericia.

En el tiempo que compartieron pensión, él cambió de habitación, de ocupante haciéndose pasar por: un escritor afanado, una mujer maltratada, una chica apasionada y enamorada, un poeta transgresor, un caballero enamorado, una chica desencantada y marcada por un gran desamor, un sexólogo, una chica desenfadada, un vengador represalido, un padre de familia tradicional, una chica lesbiana y promiscua... en parte para desorientarla y parcialmente para demostrarle su gran capacidad para crear, su sobredotación elocuente.

Rafael de León lo expresó de un modo muy claro: En el estanque del día se han mojado tus palabras. El «no» sin eco posible de tu voz embalsamada, se está muriendo de frío en los cristales del agua. Tu «no», payaso de circo, dando la vuelta de campana, al hacer una pirueta cayó de la rosa al agua. De nada sirvió el «te quiero» último de mi garganta; de nada sirvió la luna que te mandé iluminada con jazmines de mi llanto y óleo de almendras amargas. Tu «no», de arroz empolvado, se deshojó sobre el agua...

jueves, 23 de septiembre de 2010

Clarividencia



Samsara


Esa noche ella salió con sus amigas. Hacía mucho tiempo que no se apropiaba de esta pequeña dispensa, ante todo porque él tenía determinados hábitos muy hogareños. Por otra parte, a él no le incomodaba este respiro, unas horas para estar a solas que ya eran cada vez más raras en su vida.

No obstante, para él aquel intervalo se tornó, pasando del aprovechamiento, del disfrute personal a la única idea que dominó su mente: ella y la noche en que la que por casualidad se conocieron. Su cara tan semejante a la de otras, tuvo un gesto generoso y extraño al suministrarle su amor, consiguiendo que sus sentidos se subyugaran y dominaran su cuerpo.

Sin embargo el amor cambia a las personas y transforma la delicadeza y la ternura, convirtiendo al otro en una persona que observa lo que pasa con disimulo para más tarde comunicar y alimentar la parte más negativa del individuo. Estableciendo sentencias como jueces corruptos, sin pruebas y difundiendo las sospechas a todos los medios de comunicación. Así, él advirtió aquella salida como una verdadera traición a su tranquila velada con amigas.

Mientras las horas pasaban la maquinación se acrecentaba y las dudas sobre ella y su fidelidad aumentaban. Hubo intervalos en los que cayó en la cuenta de que sus celos, inseguridades, egoísmo, ridiculeces eran injustificadas... pero inmediatamente las suposiciones y desconfianzas le aportaban clarividencia a su entendimiento, no cabía duda: ella miraría a otro hombre mientras sujetaba y bebía alguna copa de alcohol, confesaría algunas confidencias que le irritaban sobre él a sus amigas y por unos instantes saborearía una vida distinta a la que habitualmente paladeaba.

Después de tanta lucidez y resplandor, cayó en la cuenta de que ella dudaría como dudaba él, y que también se aburriría como se aburre él y que incluso algún día, ella habría soñado con follar como una loca con el tipo que anuncia una colonia. Y para apaciguar sus últimas ideas, se dijo a sí mismo que el amor es un juego donde cuentan mucho más los faroles que las cartas, y procuró ponerse razonable, pensar que es más hermoso que ella le quisiera porque existen las fiestas, las dudas y los cuerpos de anuncio de colonia.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Soledad




Reclinando la parte superior del cuerpo contra la pared se asomó a la ventana del pequeño comedor y observó cómo una madre estallaba granos de la espalda de su hijo. Solo una madre se entrega de ese modo a su hijo, exprimiéndole las "espinillas" o comedones, en términos médicos, puesto que ese comportamiento, según los etólogos, tenía una fuerte función de atracción y vinculación entre los miembros de una pareja, una familia y una manada.

En ese momento echó de menos a su madre, hacía más de cinco semanas que no sabía nada de su familia. No había contestado ninguna de las señales que su madre le había remitido, ignorando las llamadas perdidas encontradas en su móvil. De camino a la cocina, se detuvo en la ventana analizando a su vecino. Vivía solo desde que su esposa falleció. Su principal entretenimiento era ver la tele. Sobre las once de la mañana, le visitaba una asistente, encargándose de prepararle la comida, limpiar su casa. Y mientras advertía la actividad de la auxiliar por el salón de la casa del vecino, consideró su aislamiento, necesitaba una compañera de piso. Mirar por las ventanas a los vecinos era como examinar un acuario.

Ese recipiente de metacrilato, en el que se hacía posible la recreación de ambientes subacuáticos y albergaba la vida de peces, invertebrados, plantas, etc, se trocó en su pasatiempo favorito. Consideró que la gente que visita un acuario "no asesina a las serpientes de mar ni a las ratas de agua ni a los peces cubiertos de lepra" sino que mira a través de los cristales y "aprende": haber pagado su butaca no le confiere otro derecho. Y eso es lo que ella hacía: descubrir las costumbres, los detalles, las manías, los gustos de los residentes del edificio.

Y entre tanto hallazgo descubrió a Virgilio López Lemus, Soledad: Te vas quedando solo. Apoyaste todo tu amor en los ancianos que te sonríen y luego se marchan. Escribiste páginas borrables y poemas de corta duración, como tu vida. Ni los libros leídos ni los más amados estarán contigo allá, que es dónde.
Abiertamente solo, vas pensando, en la noche, cómo engañar a la soledad con un monólogo, con un aplauso.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Meme



Desde el blog de Aldabra, Congo y yo, me ha escogido para hacer un Meme, esto es, un meme en los blogs suele ser una cierta consigna que se cumple en un post y que se pasa a otros bloggers para que cumplan y pasen.

Entre las numerosas preguntas que hay que contestar, -ahora recuerdo la canción de Paco Ibáñez, La mala reputación: No, a la gente no gusta que uno tenga su propia fe... Todos todos me miran mal, salvo los ciegos es natural-, la pregunta correspondiente a los autores que me provocan una especial simpatía, es la que más me complace contestar:

Elisa Alcántar Cereceda, , toda una delicia de recrear sus poemas. Pedro, , con sus poemas especiales. Marisa Vegas, y sus maravillosos relatos. Norma Santos, y su particular visión de la vida. Cocina y cultura de Rosa, , excelente conjunción pintura y cocina. Encarni, y sus historias primorosas y delicadas. Rubén Vázquez con , mostrándonos su hermoso mundo interior. Marina Ceja y su , todo un agrado pasar por su blog. Alfredo, y sus cuentos tan excelentes. Rosalía, , con su exquisita educación y cultura. Mar con su Bitácora, y su dulce modo de contar historias. Belén y sus burbujas transparentes, , nos envuelve con su música e historias. Cecy y sus especiales gotas de lluvia, nos eleva a lo más alto. Alejandra y su Diario de una miope, , nos ofrece su agradable lectura. Merce con , recrea paraisos lejanos. Alfonsina y sus encantadores relatos, . Thayah con sus sonidos, silencios y suspiros... . María y su Pluma de cristal, . Coses que Vull dir, Art llum y su visión del arte y la ciencia, . Aída y su dulce realidad, . Pluma Roja, Aída y sus bellos poemas, http://plumarojablogspotcom.blogspot.com/. José Luis Zúñiga, con sus poemas amables, . Antonio Torres Márquez y su Sonrisa de Hiperión, . Susi Romero de la Torre y su Durmiendo en una papelera, , imposible que pase inadvertida. Felipe con su espléndidas Reflexiones y poesías, . Aniki, con sus relatos realistas y fantásticos, . Toro Salvaje con sus engaños tan certeros y rimados, . Gaucho Santillán y sus historias tan tiernas y emocionantes, . Manuel María Torres Rojas y su encantadora Casa de Citas (cómo evitar la visita), . Cavilaciones de Liliana Castro Morato y sus sensatas explicaciones, . Laura Caro y sus incuestionables y auténticos poemas, . María Jesús y su Paradela de Coles, , nos transporta como un mensaje en una botella de agua por todos abundantes paisajes. Leonorcita y su Pluma al viento, . eMILIA, en HANDLE WITH CARE con su color naranja y su flor camelia, . Laura y Su fondo de bolsillo, , es todo un placer su lectura. José Alfonso y su imposible anonimato, , es todo un regocijo leer sus elucubraciones. Ceci y su Entre líneas urbanas, , con su frescura y atrevimiento. Sandra Apablaza, Ledeska, y sus poemas, relatos, haikus.

Vidas Secretas y sus cautivadores relatos, . Relatos de un alma errante, y sus estupendas historias. Arwen y con Solo una calada más, , recrea paisajes y lugares idílicos. María Rosa, en sus Cuentos y poesías, , nos muestra Raices de un pasado que alimenta el presente. Carlos, con su libro Llevarás en la piel, , nos hace "quedar fascinadas". En Una mujer y mil imágenes, , Arlette nos habla sobre ella. Mª Carmen, 40 añera y una más,, siempre encuentras aspectos interesantes en los que profundizar. La acequia de Pedro Ojeda Escudero, , entre su análisis del Quijote y sus profundas meditaciones y pensamientos, resulta muy interesante. Dona invisible a Viena, , nos regala visiones muy acertadas sobre nuestro lenguaje y medio. Murmullos de Mina, , nos envuelve en su poesía. Frío que sale de tu boca, Enrojecerse, , moldea las palabras y el momento.

Pez globo y lobo, , "el sitio del seguir más verdadero". Taty Cascada, en sus Secuencias del alma, nos abre un lugar especial para recrearse en la palabra. Evadir-se, , nos lleva por su mar especial. Palabras al abismo, , nos busca escondites donde esconder sus palabras.
Alís en Mi cajón desastre, , expresa con tanta facilidad el sentimiento, que es sencillo hallarlo. Ío, vive a caballo entre la Tierra y la Luna, . Isabel Martínez Barquero, en El cobijo de una desalmada, , no se esconde alguien anónimo, ella es especial. Marisa, Xanela, , nos hace volar en castellano y gallego. Mágica-mente amante, , nos ofrece pensamientos y vivencias de una mente libre. Ico, el blog de las mujeres manos pata, La profesora chiflada, , nos habla de cielos y cultura.

Lamento no señalar todos los blog que leo, seguro que me quedo bastantes en el tintero. Solo concretar, que me gusta leer vuestros textos, poemas, relatos, historias, pensamientos y reflexiones. Gracias a todos y todas.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Advertencia




Al cruzar la primera puerta blanca del descansillo, justo al entrar con su titubeante llave de luna gélida, hizo memoria. Intentaban, por separado, vender el piso que habían adquirido antes de que ella se cruzara en sus vidas. Al deslizar las cortinas por el riel, observó cómo el toldo se mecía como un pañuelo al despedirte en una estación. Entre los dos eligieron el estilo de los muebles, el color de las paredes, la forma y color de los muebles de la cocina.

Nada era preciso ni terso, todo el mobiliario y las estancias le parecieron cavernosas, deprimidas. En algún momento consideró vivir en aquel piso, planteandose retribuir su parte y convertirse en la única propietaria de la vivienda, pero abondonó aquella idea al sentirse como un pájaro enjaulado lleno de perpetuidad sin vida.

No podía continuar sufriendo. Él la amó mientras permanecieron unidos y más tarde, la abandonó por una amiga común. No por ello podría odiarle más. No existen niveles de rencor e inquina. El dolor y la angustia que ella sentía no era más elevada por proceder de dos personas muy cercanas y próximas. Buscando un poema reparador y con un cierto toque reanimador, encontró la Advertencia de Felipe Benítez Reyes: Soporta tu dolor en soledad, porque el merecimiento aún de la adversidad mayor está justificado si fuiste desleal a tu conciencia, no apostando sólo por el amor que te entregaba su esplendor inocente, sus intocados mundos. Así que cuando sufras —y lo harás— por alguien que te amó, procura siempre acusarte a ti mismo de su olvido
porque fuiste cobarde o quizá fuiste ingrato. Y aprende que la vida tiene un precio que no puedes pagar continuamente. Y aprende dignidad en tu derrota, agradeciendo a quien te quiso el regalo fugaz de su hermosura.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Imprescindible




Mientras rallaba la cáscara seca de algunos limones recogidos de su limonero para después molerla y guardarla en tarros pequeños de mermelada, conservando el sabor y el aroma pensaba de qué modo se podría mantener y preservar el cascarón y la cubierta, sin que el roce deteriore la esencia, lo necesario e imprescindible para que alguien sea quien es. Bertolt Brecht lo tenía claro: Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.

Intentando buscar actitudes imprescindibles rastreó y examinó para descubrirlas: en primer lugar, husmearía en las noticias de actualidad que constituyen una fuente inagotable de ideas. Otra opción sería el arte y la literatura, siendo una interesante fuente de inspiración (un poema, una película, un libro...) para adquirir conocimiento. Acudiría a foros de debate y se asomarse a las redes sociales, puesto que tratan temas de actualidad que preocupan a las personas. Formarse contribuiría al crecimiento personal, escuchar a personas que saben y tienen experiencia, sería otra alternativa.

Entre tanto, guardaba los tarros en el armario y consideró:¿De qué manera conseguir una unión perfecta entre el terciopelo, los valores y el gancho, la toma de decisiones y el comportamiento? Al igual que dos cintas esto es, el velcro, una de ellas con garfios y ganchos para adherirse a un causa, a una idea, a un estilo de vida y la otra cinta, suave como un lazo o terciopelo, cuenta con unos rizos delgados que facilitan que se fijen al contacto y al impulso que los una. "Llevas un impulso irresistible de apagar la noche. Cerrados los ojos a los recuerdos, te ocultas en tu cobija blindada para rayos equis. En el escalofrío del malsueño, vuelve a encenderse la luna noche a noche —de la suma que queda— has de continuar en el intento".

domingo, 5 de septiembre de 2010

El poeta




Sentada en el retrete contempló los primeros racimos de flores violetas y malvas de la pequeña glicina que trepaba por las rejas de la ventana, anunciando la llegada del otoño. Y de repente, recordó el correo electrónico de su amiga María José en el que le enviaba un poema inédito de Héctor Álvarez Murena, Glicinas:
El gran poeta Li Po nunca escribió ningún poema. Miraba ramos de glicinas. Reía siempre a veces lloraba también. Espejo de lo creado. Eso fue todo.

Mientras se lavaba las manos, el poeta recomendaba lavar primero el mal que tienes a tu alcance y si te queda tiempo, del otro mundo. Mirándose a través del espejo, hallaría cómo es, su verdadera imagen no por medio de otro cristal ajeno, que siempre ofrece una representación fragmentada y defectuosa de ella misma. Al secarse las manos con fuerza, dejó atrás la inmundicia y porquería que hacía tiempo que olía, como el moho que se instala y fija en las paredes húmedas de los cuartos de baño al que hay que mantener a raya.

Antes de salir echó un vistazo al cuarto, ¿qué guardamos en un aseo o en la habitación destinada al esmero y cuidade de nuestro cuerpo? Ella colocaba los frascos que utilizaba para sus rituales de belleza, toallas, champús y geles de ducha, esponjas. Pero el poeta era singular: guardaba cajas de vino. Allí lo hallaron fallecido en su casa de Buenos Aires.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Máximos mea culpa




Vahído se escribe con v... después de descubrir esta falta ortográfica o metedura de pata garrafal, debía cumplir mi peninencia: me pondría el traje más elegante que encontrase, me maquillaría con esmero y saldría rumbo a la biblioteca más cercana. De camino a mi expiación, recordé cuando en edad de colegial esperaba el trasnporte escolar cerca de las dos acequias, con frío en invierno y calor en primavera.

Al llegar las cartillas y la pizarra le esperaba, junto con el abecedario al derecho, al revés y salteado. Después dibujaba las letras una por una imitando el modelo del maestro en el cuaderno. Palito de la t. Lacito de la f. Patitas de la m de la n y de la ñ. Sombrero de la ñ. Barriguita de la b, d, g, p, q. Rabito de la a y la o, de la u y de la v. Ojito de la i y de la j. Todas sentadas en fila sobre la línea recta, con piernas hacia abajo la f, la g, la j, la p, la q y la y. Con brazo levantado la b, la d, la h, la l y la t. Minúsculas y mayúsculas. De imprenta y cursiva. El que no sabe es como el que no ve. Abecechedé, eefegeacheijotacá, eleemeeneeñeopecú, ereerreeseteuvé, equisyezeta, déle al burro con la maceta. Consonantes y vocales. Aeiou, el burro sabe más que tú.

Con el paso de los cursos y de los años, se fue comprobando una deficiente adquisición del lenguaje, como resultado de un aprendizaje que adolecía de unas orientaciones pedagógicas adecuadas. Llegando a la conclusión que una pésima ortografía se aliaba con una alarmante incapacidad expresiva, mostrando una falta de cultura... pensó como colofón.

Acabó por considerar la convicción de que alguien que no observase las normas ortográficas, tampoco sería cuidadoso con sus reflexiones, de modo que no valdría la pena leer lo que escribe. Publicar sus escritos sin revisarlos previamente era un signo de dejadez e impulsividad. Y alguien con esos defectos jamás escribiría nada que merezca el tiempo de los demás. Si la vida fuera eterna, un desconocido o amigo se podría plantear el ayudarle; pero como son cuatro días, es preferible leer a personas que cuiden sus escritos, porque quien cuida la forma también cuida el contenido... continuó torturándose.

Post scríptum: ¿Una persona que escribe en un blog no merece ser leída por sus faltas ortográficas? ¿Quién tiene el derecho de decir que esa persona no merece ser leída? ¿Son tan importantes las faltas ortográficas en la escritura? ¿Hay que impulsar unas reglas underground cuyo efecto en los modos expresivos es sintomático de una sociedad alternativa?