
Sentada en el retrete contempló los primeros racimos de flores violetas y malvas de la pequeña glicina que trepaba por las rejas de la ventana, anunciando la llegada del otoño. Y de repente, recordó el correo electrónico de su amiga María José en el que le enviaba un poema inédito de Héctor Álvarez Murena, Glicinas:
El gran poeta Li Po nunca escribió ningún poema. Miraba ramos de glicinas. Reía siempre a veces lloraba también. Espejo de lo creado. Eso fue todo.
Mientras se lavaba las manos, el poeta recomendaba lavar primero el mal que tienes a tu alcance y si te queda tiempo, del otro mundo. Mirándose a través del espejo, hallaría cómo es, su verdadera imagen no por medio de otro cristal ajeno, que siempre ofrece una representación fragmentada y defectuosa de ella misma. Al secarse las manos con fuerza, dejó atrás la inmundicia y porquería que hacía tiempo que olía, como el moho que se instala y fija en las paredes húmedas de los cuartos de baño al que hay que mantener a raya.
Antes de salir echó un vistazo al cuarto, ¿qué guardamos en un aseo o en la habitación destinada al esmero y cuidade de nuestro cuerpo? Ella colocaba los frascos que utilizaba para sus rituales de belleza, toallas, champús y geles de ducha, esponjas. Pero el poeta era singular: guardaba cajas de vino. Allí lo hallaron fallecido en su casa de Buenos Aires.
El vino en el baño...
ResponderEliminarEso si que es un poema.
Besos.
"Temprano en la mañana, vago por las orillas del lago tongting,
ResponderEliminarpaseo mis miradas y ningún obstáculo se interpone en el horizonte.
El lago extiende su agua tranquila y límpida:
es un verdadero paisaje de otoño
y su aspecto es glacial y melancólico".
Li Po
Gran borracho ese poeta. Aunque no obediente, ya que escribía. Este es un poema al otoño.
Bs
"Se necesitan malos poetas.
ResponderEliminarBuenas personas,
pero poetas malos.
Dos, cien, mil malos poetas
se necesitan para que estallen
las diez mil flores del poema..."
Últimos movimientos
Rodolfo Fogwill
Ese poeta era un auténtico artista. Seguro que se ponía pelucas de madreselva.
ResponderEliminarUn besazo.
Sitio curioso para guardar el vino... Me encanta!
ResponderEliminarCreo que me ha pasado como a la mayoría Lemaki, me fijé en el detalle del vino y su escondite. Claro que yo en mi baño tengo un libro.
ResponderEliminarBesos wapa.
Li Po
ResponderEliminar//También ejezo la misma profesión que tú//
Abrazos
La mayoría nos hemos quedado atapados en los vapores del vino obviando la real utilidad de un cuarto de baño, es el lugar de la casa donde donde no deshacernos de la suciedad y los desechos de nuestros cuerpos, donde pasamos mucho tiempo con nosotros mismos, es normal que en el tengamos cosas con las que recorramos esos caminos.
ResponderEliminarYo tengo libros, a parte de lo normal claro.
Besos y buena semana mi niña
Perdon quería decir atrapados, mas besos
ResponderEliminarYo me he fijado en la historia de las glicinas y Li Po. Me parece muy significativo ya que la observación de la belleza y esa mirada distinta es lo que hace a un poeta...
ResponderEliminarUn cierre original. Saludos cordiales.
ResponderEliminarYo conocí un restaurante cuyo baño era igual que el de una casa, con bañera y todo, y guardaban allí cajas de vino. En realidad se trataba de una vivienda acondicionada aprisa y corriendo para bar y casa de comidas.
ResponderEliminarTus relatos tienen mucho fondo, muchas lecturas, obligan a pensar, por eso te admiro y por eso me parecen tan buenos.
Un saludo.
Hay poemas Crianza y poemas Reserva... Hay versos que envejecen y mejoran... Hay versos que esperan a septiembre y ponen de excusa la vendimia para rimar...
ResponderEliminar;-)
Quevedo, mejora con el tiempo.
ResponderEliminarEl poeta la tenìa clara.
un abrazo.
“Reía siempre a veces lloraba también”, magnífica expresión de un alma trashumante; cuán fácil es pasar de la risa al llanto, máxime para un poeta al que se le enredan las glicinas.
ResponderEliminarNadie puede vernos como realmente somos, ni siquiera un espejo es capaz de hacer que nos encontremos a nosotros mismos en él. Mejor mirarse por dentro, dando igual lo que vean los demás, si es que se halla algo digno de belleza, claro.
El vino envejece y cuando es bueno y pase el tiempo, será aún mejor; a un buen poema le tratará de igual manera.
Cuanto me haces pensar, Lemaki
Gracias
Buenas noches
Besos
Ío
Hola: Buenos recuerdos de Murena. Un poeta con poca prensa, pero si era extraño por guardar vino en el baño, más sorprendente fue Li Po, que murió por querer abrazar la luna, mientras viajaba en bote: se ahogo. Locuras del vino.
ResponderEliminarMuy buena entrada.
Saludos.
mariarosa
Me ha gustado mucho esta historia, sorprende lo del vino pero creo que muchos tenemos cosas fuera de lugar en nuestros hogares, ¿verdad?
ResponderEliminarUn besazo maja.
Yo tengo en mi casa cosas peores en sitios más inverosímiles....
ResponderEliminarBesicos
Los poetas se mueven por designios arcanos y hacen cosas inverosímiles, que para eso son poetas.
ResponderEliminarBesos, Lemaki.
Aunque muerto, una ducha de vino, tiene que ser estupenda...
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
El agua es purificadora y arrastra con ella, palabras y miedos. La poesía salva, aún en los lugares menos esperados.
ResponderEliminarUn beso.
Igual se mantiene más fresco en el baño... ;) Un final muy original.
ResponderEliminarMientras limpia el mal que se tiene a mano y el otro.
ResponderEliminarUna copa de un vino espirituoso en la intimidad del baño. Tiene su particularidad.
Un beso.
Un poeta es capaz de beberse una botella de colonia...
ResponderEliminarmientras espera que su musa le traiga a la inspiración.
Abrazos
El poema es encontrárselo en el baño con las cajas de vino, igual bañarse en vino mientras lo bebia le inspiraba? y cómo no terminar su vida, siendo pura poesia... aunque oscura :S
ResponderEliminarBuenas recomendaciones encierran tus letras, un transfondo hermoso...mirarse en el espejo auténtico, lavar el mal, limpiarse la basura,...
ResponderEliminarLo del vino es el postre, si al final acabas con una buen reserva la copa debe saber a glória y el sabor de boca debe ser inmejorable!
Perderse por aquí compensa.
Todos tenemos lugares donde guardamos nuestro gustos y predilecciones, ahora el baño, no es muy poético, pero si pienso en un baño de tina con sales y rosas, ¡si que lo entiendo!.
ResponderEliminarUn beso.
Originalísimo, quizás en la intimidad del baño le gustaba tomarse una copa y sentarse a reflexionar. La originalidad es lo que caracteriza y le da personalidad e individualidad a la persona, esos toques dicen mucho.
ResponderEliminarBesos.............Leo
una historia que parece real... una mezcla de historias que parecen reales
ResponderEliminary que hacen que recuerde que me encantaría sumergirme en una bañera saboreando una copa de Ribera del Duero.
biquiños,
un verdadero placer leerte, te dejo un saluditoo!!!!
ResponderEliminarHoreb Torres
El gran LI PO
ResponderEliminarEl poeta inmortal.
"Entre las flores, un tazón de vino
bebo solo, ningún amigo está cerca.
Levanto mi copa, invito a la Luna
y a mi sombra, y ahora somos tres".
(Li Po)
Me ha gustado que lo trajeras
hasta nosotros.
Besos
no estuve en Berlín, sino en lISBOA. gracias por venir a verme
ResponderEliminarraro lugar para guardar el vino..buen tema
ResponderEliminarsaludos
Ah!!... que agrado leerte... a veces se me ocurren sueños de poeta, en uno de ellos estaba el vino en lugares aun mas curiosos...
ResponderEliminarPero mi atencion va al espejo, a la imagen fragmentada, a la busqueda de la verdadera forma... al ritual. Me gusta este poeta que bebe vino y lo guarda en el baño...
Besos
El poeta recomendaba lavar primero el mal que tienes a tu alcance y si te queda tiempo, del otro mundo - me quedo con esta frase.
ResponderEliminarLo del vino es curioso, yo tengo velas, no muchas, las justas y necesarias.
Buen relato
Simple y sencillamente...precioso!
ResponderEliminarSaludos.
No todos los poetas están equivocados.
ResponderEliminarPobre poeta morirse con el vino en la bodega. Por eso de morirse - costumbre fea- yo dí buena cuenta de la mía, de la bodega, digo.
ResponderEliminarMuy ameno, como siempre.
Salu2.
Me encantó la historia. Me transportaste a un espacio plagado de color a glicinas.
ResponderEliminarUn abrazo!
Un poquitín escatológico el poeta, más las glicinas y el vino, todo un personaje!
ResponderEliminarBESOTES GUAPA!
gracias reina por la caricia, y te cuento por si te interesa que han publicado mi novela, Detrás de las sonrisas, en España, te dejo el enlace de la editorial, besos.
ResponderEliminarhttp://www.lafraguadeltrovador.com/
Enhorabuena por tu blog y tu capacidad literaria en este texto, nme ha gustado mucho...un abrazo de azpeitia
ResponderEliminarguardados en tarros de mermelada, de esa casera. mmmm y otoño en la ventana. qué ..mm diferente.
ResponderEliminarPor algo ese asiento es conocido en muchas casas por "el trono" ¿por qué no guardar el vino en el espacio en el que uno es el rey?
ResponderEliminaren ese trono (retrete)todo nos vaciamos igual
ResponderEliminartoda un imagen poética sin duda:)
retrete y poema pegan?
ResponderEliminarriman?
son sinonimos?
bst
je ¡qué listillo el poeta! todo a mano...
ResponderEliminarabrazos